Muchas cosas no serían posibles sin la luz: la fotosíntesis,
los sexy bronceados y la fotografía. La última utiliza a la luz de la misma
manera que el pintor a la pintura. Como los físicos explican, la luz es una
energía emitida en ondas y transmitida en línea recta. Esta energía altera la
naturaleza de los entes que ilumina y dependiendo del material de estos puede
actuar de distintas maneras.
El objeto opaco bloquea aproximadamente el 70% de los rayos
de luz; el transparente es atravesado; el texturizado refleja la luz de manera
difusa; y el pulido refleja perfectamente la luz.
Dentro de la teoría del color existen unos llamados luz y
otros llamados pigmento. Los primeros (rojo, verde y azul) son los producidos
por las radiaciones luminosas y los segundos (cyan, magenta y amarillo) se
crean sumando los colores luz.
Le llamamos mezcla aditiva a la suma de los colores luz para
formar el blanco y la mezcla sustractiva a la resta de colores luz en los
pigmento para formar el negro.
Los colores aditivos son utilizados en pantallas y cámaras, se les conoce como RGB por sus siglas en inglés.
El fotógrafo debe comprender el comportamiento de la luz
para lograr trabajar con ella. La luz, nuestra pintura, determina la percepción
y forma de los objetos así como el volumen. Un ejemplo es el fenómeno de la refracción o
cambio de dirección de la luz.
En esta imagen se aprecian los distintos índices de
refracción del agua y el vidrio por lo cual la modelo luce deforme.
El principio de refracción es utilizado en las lentes de la cámara
fotográfica. Si utilizamos varias de ellas nuestra imagen será más clara.
Los principales
tipos de lentes son:
También llamadas biconvexas y bicóncavas, respectivamente.
Es importante entender la naturaleza de la luz pero, sobre
todo, lo más importante es apreciarla y saber capturarla, permitiéndole ser
nuestra guía y no buscar dominarla... después de todo el Génesis afirma que Dios vio que la luz era buena.
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