martes, 21 de mayo de 2013

Soy más de lo que ves


Hola querido lector. Soy yo, la cámara fotográfica. Antes de comenzar a entablar una afable amistad entre usted y yo quisiera comentarle algo: usted compró una cámara para tomar bellas fotografías, sin embargo, haberme adquirido no lo convierte en fotógrafo. Si esto se ha entendido podemos, entonces, proseguir. No tenga miedo. ¡Pálpeme! Después de todo usted y yo seremos uno solo. Coloque mi correa alrededor de su cuello y prepárese para la mejor aventura de su vida: captar la belleza de lo que nos rodea. ¿Está listo? Ahora sí, déjeme le explico…
1)  Ese curioso peinado es llamado zapata caliente. No lo utilizo por moda si no para acomodar el flash.
2) Aquél es el rebobinador, adelanta el rollo. Nunca intentes rebobinarlo si aún no se acaba el rollo… al menos que desees una doble exposición.
3) Dentro de esta especie de trapecio se encuentra un sistema de cinco espejos llamado pentaprisma. Más adelante te explicaré para que funcionan tantos espejos, no es vanidad. 4) Anillo, herramienta clave para el enfoque.
5) A este se le llama disparador automático. Los vanguardistas le dicen temporizador.
6) Anillo de obturación: fija las velocidades con las que se abre y cierra el obturador. A mayor velocidad, menor luz y viceversa.
7) En la parte trasera está el visor que como su nombre indica nos permite visualizar la imagen. El visor es el elemento más poético, decide que inmortalizaremos. 
8) La lente, es niña y delicada.
Ahora sí, mi pequeña colección personal de espejos: el pentagrama. Como usted y yo bien sabemos, la luz viaja en línea recta. Entra por la lente, atraviesa el diafragma y rebota contra un espejo  posicionado a 45°, la luz sube y sigue rebotando en 5 espejos más. Por eso es que el visor y la lente  a pesar de estar en distintas alturas muestran la misma imagen. ¿No es impresionante?



Querido lector ahora no eres únicamente un mundano lector si no mucho más. Ahora es usted mi amigo y socio en la difícil y majestuosa labor de la Fotografía. Me conoce muy bien -por dentro y fuera- literalmente, estoy en sus manos. Cuídeme… 
¡Que comience la diversión!

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