Hola querido lector. Soy yo, la cámara fotográfica. Antes de
comenzar a entablar una afable amistad entre usted y yo quisiera comentarle
algo: usted compró una cámara para tomar bellas fotografías, sin embargo, haberme
adquirido no lo convierte en fotógrafo. Si esto se ha entendido podemos,
entonces, proseguir. No tenga miedo. ¡Pálpeme! Después de todo usted y yo
seremos uno solo. Coloque mi correa alrededor de su cuello y prepárese para la
mejor aventura de su vida: captar la belleza de lo que nos rodea. ¿Está listo?
Ahora sí, déjeme le explico…
1) Ese curioso peinado es llamado zapata caliente.
No lo utilizo por moda si no para acomodar el flash.
2) Aquél es el rebobinador, adelanta el rollo. Nunca
intentes rebobinarlo si aún no se acaba el rollo… al menos que desees una doble
exposición.
3) Dentro de esta especie de trapecio se encuentra
un sistema de cinco espejos llamado pentaprisma. Más adelante te explicaré para
que funcionan tantos espejos, no es vanidad. 4) Anillo, herramienta clave para el enfoque.
5) A este se le llama disparador automático. Los
vanguardistas le dicen temporizador.
6) Anillo de obturación: fija las velocidades con las
que se abre y cierra el obturador. A mayor velocidad, menor luz y viceversa.
7) En la parte trasera está el visor que como su nombre
indica nos permite visualizar la imagen. El visor es el elemento más poético, decide
que inmortalizaremos.
8) La lente, es niña y delicada.
Ahora sí, mi pequeña colección personal de espejos: el
pentagrama. Como usted y yo bien sabemos, la luz viaja en línea recta. Entra
por la lente, atraviesa el diafragma y rebota contra un espejo posicionado a 45°, la luz sube y sigue
rebotando en 5 espejos más. Por eso es que el visor y la lente a pesar de estar en distintas alturas
muestran la misma imagen. ¿No es impresionante?
Querido lector ahora no eres únicamente un mundano lector si
no mucho más. Ahora es usted mi amigo y socio en la difícil y majestuosa labor
de la Fotografía. Me conoce muy bien -por dentro y fuera- literalmente, estoy
en sus manos. Cuídeme…
¡Que comience la diversión!
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